18 Feb Humildad es andar en Verdad
Esta imagen me recuerda algo que yo usaba para ligar hace unos cuantos años ya… Lo llamaba un “pepito” y consistía en una marioneta pintada en mi dedo, así con unos ojitos y una boca.
¿Por qué hacía esto? Porque el “pepito” se atrevía a hacer y decir cosas que a mí me daba pudor decir, era una forma de dar salida a otra voz que quería hablar.
Aquí tenemos dos “pepitos” en un abrazo, abrazar dos cosas es sinónimo de no-dualidad. Pues bien, la “Humildad” es una competencia no-dual. Es decir, integra y armoniza comportamientos que para algunos pueden parecer contradictorios:
- Sano – egoísmo y Generosidad: La humildad se ocupa activamente de cubrir las propias necesidades porque lo contrario sería una imprudencia y una falta de “amor de si”. Y, a la vez, es un manantial que fluye, enriqueciendo a nuestro entorno con lo que tenemos para contribuir.
- Voluntad y Aceptación: La humildad actúa implacablemente haciendo lo que hay que hacer y, a la vez, observa y esta presente aceptando en todo momento el contexto en el que estamos con sus cambios constantes.
- Objetivos y Desapego al resultado: La humildad se puede poner metas realistas y/o ambiciosas para dar dirección a un proyecto, equipo u organización. A la vez, aporta una consciencia clara de que el sistema tiene otras muchas variables que no dependen de nosotros.
- Reconocimiento y Des-apropiación: La humildad pone luz sobre las aportaciones que se han realizado, sean estas propias o ajenas- para que brille la Verdad de lo que hay-. Y, a la vez, tiene muy claro que no hay una “autoría” de los logros, sino una confluencia de voluntades, factores, esfuerzos y circunstancias que hacen posible el éxito o fracaso.
- Aprendizaje y Vaciamiento: La humildad se enfoca en el aprendizaje, en el proceso que nos permite evolucionar y, a la vez, es vaciamiento de lo que hemos aprendido cada vez para dar cabida al asombro cada día.
Seguiremos profundizando en las Competencias “no duales” para contradecir a la modernidad que quiere hacernos elegir entre “esto” y “aquello” para vivir las competencias desde la humildad, sin elegir, sin estar a favor ni en contra de nada.